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La eficiencia energética es uno de los componentes más importantes del diseño de un edificio.
Cuanto más eficiente sea su edificio desde el punto de vista energético, menos dinero gastará en climatización, tanto en calefacción como en refrigeración.
En este post le enseñaremos cómo hacer que su edificio sea más eficiente para ahorrar dinero y mejorar su impacto medioambiental.
Un edificio eficiente es aquel que utiliza menos energía para calentar, refrigerar e iluminar que un edificio similar del mismo tamaño. La forma en que lo hace puede variar de un caso a otro y estará influida por factores como su ubicación, el tipo de construcción y los ocupantes.
Un edificio eficiente es aquel que utiliza menos energía para proporcionar los mismos servicios que un edificio convencional.
Las ventajas habituales de un edificio eficiente son la reducción de los costes de funcionamiento, el mayor confort de los ocupantes y la mejor calidad del aire interior.
Hay una serie de medidas que pueden aplicarse para que un edificio sea más eficiente, algunas de las cuales son:
Los edificios ecoeficientes son edificios que utilizan menos energía y agua y generan menos residuos que los edificios convencionales.
La Directiva europea sobre edificios ecoeficientes define un edificio como ecoeficiente si utiliza un 20% menos de energía que un edificio estándar comparable.
En Estados Unidos, el Código de Viviendas Sostenibles (CSH) es otro sistema de certificación que identifica una vivienda ecoeficiente como aquella que produce al menos un 30% menos de emisiones de carbono que la casa de referencia en su zona climática, según el impacto del lugar.
Los edificios ecoeficientes también se denominan casas de bajo consumo o de energía cero. Esto se debe a que producen suficiente energía renovable (paneles solares) por sí mismos para satisfacer todas sus necesidades de electricidad sin necesidad de energía adicional de la red.
La definición más común de este término es la cantidad de energía necesaria para producir una unidad de energía.
Cuando oímos el término «eficiencia energética», ¿en qué pensamos? En el caso de los edificios, esto significa que se utiliza menos energía para producir más potencia o calor útil. Vamos a verlo a continuación.
La fuente de energía utilizada para climatizar e iluminar un edificio se llama combustible. El tipo de combustible puede ser gas natural, propano, petróleo o electricidad.
La mayoría de los edificios comerciales están diseñados eficazmente por ingenieros expertos en sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado para satisfacer las necesidades de climatización y proporcionar un entorno confortable a los ocupantes. Sin embargo, hay muchas oportunidades adicionales para mejorar la eficiencia de los sistemas de calefacción y refrigeración, así como otros aspectos del diseño que reducirán sus costes de funcionamiento con el tiempo.
La eficiencia energética es una parte fundamental del diseño y la construcción de edificios. Ayuda a reducir la cantidad de energía necesaria para mantener un edificio en funcionamiento, y también es buena para el medio ambiente.
Una forma de aumentar la eficiencia energética de un edificio es el diseño pasivo. Esto significa que se utilizan materiales que favorecen de forma natural la pérdida de calor y reducen al mínimo la ganancia de calor con el fin de minimizar la cantidad de energía necesaria para la calefacción o la refrigeración. Por ejemplo, puede utilizar ventanas de vidrio aislante en lugar de ventanas de un solo cristal, lo que permitirá que se escape menos calor a través de ellas.
Otra forma de aumentar la eficiencia energética de un edificio es mediante un diseño activo. Esto significa que se utilizan materiales que requieren menos energía de un aire acondicionado o un calentador porque han sido diseñados específicamente para este fin.
También el uso de materiales inteligentes puede ayudar a que los edificios sean más eficientes energéticamente. Los materiales inteligentes son aquellos que cambian su forma y/o color en respuesta al calor o la luz. Pueden colocarse en ventanas o paredes y reaccionar automáticamente a los cambios de temperatura o de luz, de modo que si hace demasiado calor o demasiado frío en el exterior, actuarán en consecuencia cambiando su sombra, lo que reduce los costes de energía porque se necesita menos aire acondicionado para enfriar y menos calefacción para calentar.
Otra forma de aumentar la eficiencia energética es utilizar sistemas de iluminación de bajo consumo y sensores de movimiento que encienden las luces cuando la gente entra en las estancias comunes como pasillos o escaleras en lugar de mantenerlas encendidas todo el día o bajo demanda. Los sensores de movimiento también ahorran dinero al controlar el consumo de electricidad a lo largo del tiempo: sólo encienden las luces cuando alguien las necesita, en lugar de mantenerlas encendidas todo el día, lo que costaría más dinero del necesario.
La eficiencia energética de los edificios puede calcularse mediante la siguiente fórmula:
Eficiencia = Energía útil obtenida de fuentes renovables / Energía total consumida por el edificio.
La eficiencia energética de los edificios es una medida de lo bien que un edificio utiliza la energía para su propósito. La reducción del uso de la energía en los edificios puede reducir la contaminación, ahorrar dinero y proteger el medio ambiente.
El cálculo de la eficiencia energética de los edificios también puede basarse en un sistema de calificación desarrollado por el Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE). El sistema de calificación tiene tres componentes: coste energético, funcionamiento y mantenimiento, y coste inicial.
España superó los objetivos de la Unión Europea para 2020 en cuanto a penetración de energías renovables y eficiencia energética.
En concreto, España debía cubrir el 20 por ciento de su demanda de energía final con renovables y ha superado ese objetivo, alcanzando el 21,2 por ciento debido tanto al aumento de la producción de energía limpia como a la reducción de la demanda provocada por la crisis sanitaria.
En el caso de la eficiencia energética, España también superó con creces el objetivo de la UE del 20 por ciento al alcanzar el 35,4 por ciento.
La Calificación de Eficiencia Energética (EER) es una herramienta para evaluar la eficiencia energética de los edificios, sobre todo en términos de calefacción y refrigeración. Se desarrolló por primera vez en Europa y se utiliza en muchos países del mundo. La EER se basa en la cantidad de energía necesaria para calentar o refrigerar el edificio, expresada en un número entre 0 y 100.
El EER se calcula dividiendo el consumo anual de energía de calefacción o refrigeración por la superficie total del edificio:
EER = consumo anual de energía / superficie total
Esta fórmula calcula cuánta energía utiliza un edificio por metro cuadrado (m²). No tiene en cuenta otros aspectos como su ubicación o los materiales de construcción, pero da una idea aproximada de su nivel de eficiencia energética.
La Directiva Europea de Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD) se adoptó en 2010. Establece un marco para la mejora de la eficiencia energética de los edificios, haciéndolos más confortables y económicos de operar.
La Directiva se aplica a los edificios nuevos y existentes en toda Europa -residenciales, comerciales y públicos-, así como a sus componentes. El objetivo principal fue ayudar a alcanzar los objetivos de la UE en materia de cambio climático reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero de los edificios en un 20% para 2020 en comparación con los niveles de 1990.
La directiva ya exige que todos los edificios nuevos cuenten con un certificado energético a partir de 2021, que dará información sobre la cantidad de energía que necesitan para la calefacción, la refrigeración y la generación de agua caliente. La directiva también fomenta un mejor mantenimiento de los edificios existentes para que puedan consumir menos energía también en el futuro
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